Contra los Límites - un adelanto

Escuché su voz al otro lado del teléfono y sin remedio recordé aquella vez que me llevó al techo de aquella vieja casa. Allí abrazados, yo no llevaba más que un jersey de verano y estábamos a algunos grados bajo cero. Observábamos la belleza del pequeño pueblo que se extendía ante nosotros, iluminado por miles de estrellas que brillaban más que nunca aquella noche y la luna radiante alumbraba su rostro juvenil. Fue cuando me di cuenta de cuánto lo amaba y cómo deseaba besar sus labios. Lo deseaba tanto como ahora, año y medio más tarde, cuando escuchaba su voz al otro lado de la línea telefónica… No podía olvidar el brillo de los ojos de Gabriel aquella noche, ni los latidos de mi loco corazón a punto de salirse de mi pecho para irse para siempre con el chico que estaba a mi lado....