Esta semana he tenido la alegría de recibir una nueva reseña para mi novela:
"Las tarántulas venenosas no siempre devoran a los Dioses griegos"
Viene de mano de la dueña del blog "Lector cómplice".
Quiero dar las gracias por la buena aceptación y críticas que está teniendo esta novela, a la que tengo un aprecio especial.
"Las tarántulas venenosas no siempre devoran a los dioses griegos, es el sugestivo título de una historia de amor escrita por Rachel Antúnez Cazorla. En esta novela, Gea, su joven protagonista, da cuenta del desamor, de la catástrofe amorosa que sigue al desengaño. Ansiedad, celos, miedo, desconfianza y soledad, son algunos demonios que Gea va descubriendo a lo largo de su relato, mientras intenta entregarse, nuevamente, a una romántica ilusión en brazos de un antiguo amor: Héctor Suárez. Este hombre regresa a la vida de Gea, ahora cambiado, con una historia nueva, con rupturas y fracasos que la joven intenta descifrar, sin tener plena conciencia de su esfuerzo, porque el miedo a equivocarse otra vez, colma cada espacio de su mente. Sus balbuceos amorosos muchas veces mueren en la almohada, cómplice de lágrimas y desvelos. Aún así, Gea trata de darse otra oportunidad, de creer que no pasará el resto de su vida sola, vistiendo ridículos pijamas con diseños infantiles, y haciendo dietas que rompe una y otra vez con alguna excusa.
Rachel Antúnez Cazorla, deja que sus personajes vaguen encontrándose y repudiándose, mostrando sus debilidades y sus miedos, sus fuerzas y sus arrebatos. Mediante el discurso narratario, percibimos sus contradicciones, sus actitudes, a veces pueriles, pero que desnudan los sentimientos femeninos para dejar al descubierto su profunda vulnerabilidad frente al amor. La escritora, a través su personaje, muestra la incertidumbre que día a día aplasta la existencia de una mujer que desea ser amada, pero también quiere respeto. A lo largo del relato percibimos a Gea en una búsqueda de asideros y pasiones para sujetarse y no caer en la desesperación, para llenar la propia vida y espantar los temores. Quizá por eso, ella se aferra al amor de Héctor, sin darse cuenta que, al darle otra oportunidad para amarla, también le está dando otra oportunidad para destrozarla nuevamente.
Las tarántulas venenosas no siempre devoran a los dioses griegos, es una historia de amor juvenil, pero también una confesión llena de esperanza, donde cada palabra invoca al dios Eros para ofrecerle su alma enamorada, sedienta de fogosidades y temblores en la piel. Esta romántica novela está contada con una prosa amena que engancha de inmediato, y nos transporta hasta parajes idílicos colmados de amor y de ilusiones."
Reseña por Lesbia Quintero
Lector cómplice
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